(Un post escrito en modo nostalgia ON)

Me acuerdo de la Navidad en que me regalaron mi actual bicicleta, algún día se las mostraré por este blog pero les voy adelantando que la tengo desde la Navidad del ’99. Recuerdo manejar por los parques sanmiguelinos (donde yo vivía en aquel entonces) con el olor aún fresco de la pólvora de la madrugada y las calles vacías sin gente, todos aún descansando de la Noche Buena, y con la compañía de mis vecinos amigos de entonces, todos con nuestras flamantes bicis. Fue una gran sensación y me di cuenta que había sido un gran regalo.  Al día siguiente, 26 de diciembre, todo volvió a la normalidad, los carros (que no eran tantos como ahora) volvieron a las pistas, la gente salió de sus casas otra vez y las salidas en bici se fueron reduciendo y fueron reemplazadas paulatinamente por otros juegos durante el verano. Sad but true.

Traigo esto a colación porque, durante la semana, he visitado algunas tiendas y supermercados y, como habrán podido ver, varios tienen una sección especial apartada de venta de bicicletas; lo vemos todos los años y se ha vuelto un regalo clásico en estas fiestas, las hay de todo tipo y precio. Y hoy, 25 de diciembre, he sentido un déjà-vu de lo descrito líneas arriba: varios chicos y chicas con sus bicis jugando y paseando por los parques que muy probablemente las vayan abandonando por no poder siempre contar con un espacio así de libre para poder manejar. No todos los días serán así de tranquilos y la bicicleta será reducida a una simple distracción ocasional.

¿Cuál es el escenario, entonces? No es difícil de adivinar: nos venden bicicletas por la campaña navideña pero no nos inculcan cultura ciclística por lo que nuestras “cletas” son vistas como simple diversión para un rato, no como medio de transporte (por eso mismo se las regalan más a los niños, no tanto a los adultos). Hace poco estuvo en Lima el líder de la banda Talking Heads y activista por el uso de la bici David Byrne quién declaró lo siguiente para el semanario local Somos: “Como en muchos países, he notado que a veces la gente deja de hacer lo que es más conveniente o económico por razones que tienen que ver con la cultura y el estatus. Supongo que en Perú la gente debe pensar que, si tienes bicicleta, es porque no puede paga un auto. Cosa que puede ser cierta, pero también puede no serlo. El mayor reto es superar estas barreras culturales y de clase, ya que buenas ciclovías o sitios para estacionar bicicletas no servirán de nada si las actitudes no cambian." Del mismo modo, de nada servirá tener más bicicletas si no tenemos la posibilidad de utilizarlas óptimamente.

Si hay algo que, ciclísticamente, puedo pedir para Navidad (dado que bici ya tengo) es un cambio de actitud hacia los ciclistas. No somos suicidas por querer usar la bici para más que simples paseos, todo lo contrario, estamos a favor de la vida y que ésta sea saludable y en un mundo más sostenible. Creo que no es mucho pedir ¿o sí? El cambio está en proceso así que seamos optimistas :)

Me despido con un Feliz Navidad para todos y que sea para compartir paz en nuestras vidas. ¡Un fuerte abrazo!

PD. Gastón Acurio, reconocidísimo chef que no tiene necesidad de presentación, ha compartido una reflexión en Facebook sobre el uso de la bicicleta para movilizarse hacia restaurantes. La idea está ahí, ahora sólo toca desarrollarla. ¡Genial que una persona tan mediática haya hecho mención del tema! Les comparto lo expresado por Gastón:

Ojala que un día cercano todos los restaurantes de Lima tengan un área de estacionamiento para bicicletas. Ojala que este sean un estándar de calidad que nos identifique ante el mundo. Nosotros hemos empezado la tarea y en los próximos 60 días los tendremos habiltados. Con ello esperamos contagiar en esta ola no solo a restaurantes sino a todo tipo de comercio. Por que con ello se anima a las personas a no usar sus autos y optar por un medio saludable, porque con ello los vecinos de un área no se ven impactados con la presencia de vehículos que vienen de otros lados a congestionar sus calles sino por bicicletas muy amigables, porque se contribuye a la reducción del trafico, la contaminación, y sobretodo a una política moderna enfocada hacia la calidad de vida, por todos estos motivos, son estos los estacionamientos que las autoridades debieran exigir.