Primeras experiencias con el #CorredorAzul
Porque antes que ciclista, uno es peatón
Este blog, desde sus inicios, tuvo como principal interés el acercarse a la realidad de un ciclista urbano (yo) dentro de este caos constante llamado Lima. Sin embargo, uno de los temas con los que un ciclista debe convivir es con los autos y, dentro de este grupo, con el transporte público. Es por eso que me tomaré esta publicación para hacer algunas apreciaciones personales sobre el Corredor Azul de las avenidas Tacna-Garcilaso-Arequipa que ha sido implementado por completo esta semana por la Municipalidad de Lima.
PRIMERAS FOTOS FILTRADAS SOBRE EL FLAMANTE "CORREDOR AZUL" #OKNO
Considero necesario lo siguiente: 1. incluir el post que escribí en marzo del año pasado sobre el proceso de revocatoria en Lima para que el lector pueda conocer que estoy de acuerdo con las reformas del transporte e iniciativas ciudadanas relevantes para la mejora del mismo; y 2. Mencionar que la avenida Arequipa es una de las avenidas que más he tenido que recorrer (tanto a lata como en bus y en bici) en los últimos años y puedo dar fe que conozco cómo funciona a cada hora del día en sus distintos tramos. Por lo tanto, este post es una experiencia personal y no es mi intención generalizar.
El viernes por la tarde noche, mi enamorada y yo decidimos utilizar el servicio del Corredor Azul para ir desde Lince – donde está mi chamba – hasta el cruce de Angamos con la avenida Arequipa, al ICPNA de Miraflores donde se iba a presentar una muy buena banda tributo a los Beatles, espectáculo que recomiendo enormemente. Luego de encontrarnos y caminar unas cuadras hacia el paradero más cercano (el de la calle Tomás Guido), nos pusimos a las 6:10 de la tarde en la cola de gente para abordar el bus. Sabíamos que estábamos ya en hora punta por lo que tocaba esperar pacientes, no más.
A los pocos minutos, llegó un bus azul casi lleno. Se abrieron las puertas, la gente fue bajando por la puerta trasera, subiendo por la delantera y la cola afuera fue avanzando. No fueron muchos los que llegaron a subir y la mayoría de los que lo lograron se quedó atorada en el espacio entre la puerta de subida y la entrada al pasillo (digamos que entre las escaleras y los asientos reservados) del vehículo debido a que los pasajeros que ya estaban en dicho pasillo no avanzaban al fondo al espacio dejado por la gente que bajó y, seamos sinceros, uno desde la parte de adelante del bus no sabe si es que la parte de atrás está libre para avanzar, por lo que los que habían subido recién tampoco avanzaban, formando un cuello de botella al momento de subir (Algo como lo mostrado en la foto que acompaña este post)
Dado que no logramos subir al primer bus, nos quedamos esperando en la cola a que venga el siguiente. Este demoró un poco más – llegó alrededor de 6:20 – y se repitió lo del párrafo anterior por lo que, al subir, decidimos avanzar rápidamente por el bus en busca de un espacio para viajar parados, pero al menos algo más tranquilos y sin entorpecer la subida del resto. Nos ubicamos como por la mitad del pasillo del bus y esperamos a que avance. Esperamos bastante pues el tráfico de esa hora ya estaba complicado y la avenida estaba llena de autos particulares y taxis y he aquí la segunda apreciación respecto a este sistema: la Avenida Arequipa es una vía de doble sentido con dos carriles para cada sentido, no es ninguna gran vía que permita exclusividad de carriles para transporte público como, por ejemplo, las avenidas Brasil y Alfonso Ugarte. Al retirar los cientos de coasters y microbuses que transitaban por ella, es posible que haya un incentivo a la fauna automotriz particular de transitar por dicha vía por considerarla “más libre que antes”. No solo eso, también el número de taxistas circulando por ahí ha aumentado y pude verlos transitando a baja velocidad al costado de las largas colas de los paraderos del Corredor como buscando que alguien se anime a pararlos y así sucede, fui testigo de un par de taxis tomados por gente de la cola que ya no quería esperar, y esto implica parar el taxi, negociar la tarifa, un posible regateo y el abordaje, todo este tiempo con el taxi detenido y que detiene el tránsito de esta avenida.
Llegué al paradero Angamos a las 7:03 de la noche después de algo más de 40 minutos de viaje en el Corredor Azul desde Lince. Debido a que he recorrido la Arequipa varias veces y a todas horas en distintos medios de transporte, acá vienen las odiosas comparaciones:
Recorrido: Avenida Arequipa desde Tomás Guido (Lince) hasta Angamos (Miraflores)
• Hora: 6:10 p.m. (hora punta)
• Corredor Azul: 43 minutos (más 10 de espera)
• A pie: 40 minutos sin apuro ni transpiración
• Bicicleta: 15 minutos (tomando en cuenta un desvío en el cruce con Javier Prado para cruzar por arriba y no por el bypass)
Eso sí, este sistema no permite correteos lo que deviene, directamente, en una reducción de accidentes automovilísticos. Ese sería el principal punto a favor.
Para tener una idea más completa, tomamos el servicio de vuelta, una vez terminado el espectáculo a eso de las 10 de la noche, para ir de Miraflores hasta Santa Beatriz. Fuimos al paradero Ayacucho, a dos cuadras de Angamos, y justo llegó un bus azul. Lo abordamos medio lleno, pero no pasaron muchos paraderos antes de que se llene nuevamente y se repita el problema de la acumulación de gente a la subida del bus. Este recorrido fue, ciertamente, más rápido que el anterior debido a que hay menor cantidad de autos por la vía a esa hora. El informe para este recorrido es este:
Recorrido: Avenida Arequipa desde Ayacucho (Miraflores) hasta E. Villar (Lima)
• Hora: 10 pm.
• Corredor Azul: 20 minutos
• A pie: 1 hora
• Bicicleta: 25 minutos (tomando en cuenta el mismo bypass y que está de subida)
Acá sí el chofer no era el mejor, tuvo un par de aceleradas y frenadas fuertes que casi nos hace caer a los que íbamos parados y ocasionó que la gente le increpara eso con justa razón.
Conclusiones finales de la primera experiencia en el Corredor Azul y sin intención de maletear:
1. Está muy bien lo de que debe formarse la costumbre de subir y bajar ordenadamente. Sin embargo, va a ser un problema cuando se tenga que pagar por el servicio, el desorden y los cuellos de botella serán tremendos si no se tiene un sistema de cobro y controles eficaces. Si, tal como dice Gustavo Guerra García, el pago con tarjeta recién estará listo para julio del 2015, las demoras por cobro superarían el minuto por cada paradero en la Av. Arequipa mientras tanto.
2. No tiene mucho sentido incluir a la Av. Arequipa en el corredor si es que no hay forma que avance fluidamente. Tengo entendido que la idea original era que dicha vía sea de uso exclusivo para el corredor, idea que encontró oposición en algunas jurisdicciones distritales, sobre todo San Isidro, que ya no tendrían vías alternas como Arenales para circulación de vehículos particulares (volvemos al mismo tema: el aumento del parque automotor particular de la ciudad). Podría proponerse una exclusividad de la vía en horas punta – digamos que de 6 a 9:30 de la mañana y de la tarde/noche solo se permitan los buses del corredor azul – o una limitación de circulación por números de placa pero parece que nadie quiere meterse con el automovilista promedio. No obstante, no incluyo en este análisis a las avenidas Garcilaso y Tacna las cuales sí cuentan con carriles exclusivos para transporte público y que deben funcionar mejor que la AQP.
3. La gente es otro tema aparte. Entre los que no quieren respetar la cola, los que no quieren bajar por la puerta trasera y los que exigen parar donde sea son tantos que no cabría hacer una reforma del transporte sino una reforma de pensamiento, debido a lo arraigada que la cultura combi ha quedado en las mentes de muchos de nosotros. Dicen que el hombre es un ser de costumbres por lo que esperamos que la adopción de costumbres de convivencia social básica pueda ayudar a la mejora de este sistema de transporte eventualmente.
4. Personalmente, considero que el Corredor es una buena idea, pero también pienso que ha habido un ingrediente político para lanzarlo apresuradamente y pendiente de mejoras ad portas de las elecciones municipales. Eso es un punto en contra de la actual gestión. Sabemos que de ser elegido Castañeda son altas las probabilidades de que no prospere una reforma del transporte; sin embargo, la alcaldesa Villarán tampoco ha quedado bien ante el público pues se siente premura en el lanzamiento del sistema. Bueno, son temas políticos y eso ya tomaría dos páginas más de este post, por lo menos.
5. Y para hacer cinco puntos a lo Adal Ramones: Finalmente, vale la pena mencionar que el tiempo que me tocó viajar en el corredor, lo pasé mirando por la ventana la ciclovía y observaba, nostálgicamente, como ciclistas avanzaban raudamente sin obstáculos ni congestiones. Simplemente, hubiera sido la forma más eficiente de avanzar por dicha avenida.